La iglesia parroquial de Checa, dedicada a la advocación de San Juan Bautista, data de los siglos XVI-XVII, si bien muestra importantes añadidos y transformaciones en el siglo XIX; no obstante, este edificio religioso se cita en el testamento de Doña Blanca de Molina (10 de mayo de 1293), por lo que debió existir un templo anterior románico.
Ocupa un lugar preeminente dentro de la villa de Checa y se asienta sobre un gran promontorio de arenisca ródena. Es un edificio de gran amplitud y altura, construido en mampostería y sillarejo con esquinas de sillar. Presenta una planta de tres naves de seis tramos, cubierta con bóveda de cañón con luneto.
El acceso, al Sur, se realiza a través de un primer tramo de escalinata moderna y de una segunda ya de piedra dentro del atrio cerrado con barbacana, donde se abre una puerta de sillería de medio punto.
Por su singularidad, cabe destacar la base exterior de la cabecera del edificio, ya que está construida con un almohadillado de piedra caliza de estilo renacentista, único en la zona.
La torre-campanario fue levantada en el siglo XIX, y está construida a los pies del coro a base de sillarejo y sillares en sus esquinas, formando cuatro cuerpos de altura, que están coronados por un esbelto campanario.
Quizás, lo más peculiar de este templo es la orientación del presbiterio, donde se encuentra el altar mayor, que se sitúa hacia el Oeste, al contrario de lo que sucede normalmente en las iglesias cristianas, que suele estar al Este.
En su interior cabe destacar el retablo barroco del altar mayor, recubierto con pan de oro de excelente calidad, donde sobresale la talla policromada de San Juan Bautista, así como las de los apóstoles y los ángeles. En una capilla lateral nos encontramos con una fabulosa talla del Cristo de la Expiración del siglo XVII. También conserva un órgano, que fue instalado en 1764 por el célebre organero Julián De la Orden.