De la Fuente de Aguaspeña brota un importante caudal, que durante todo el año alimenta este monumento natural, y es el nacedero del río Genitoris. Su previa andadura subterránea disuelve roca caliza, arrastrando una gran cantidad de carbonato cálcico, que al salir a superficie se deposita y forma estructuras de toba. Este proceso, unido a la vegetación que se desarrolla y sepulta constantemente en estas formaciones, da como resultado las impresionantes estructuras -y esculturas- naturales del entorno de Aguaspeña, formando una bella cascada y uno de los rincones más atractivos y sugerentes de Checa.
Así mismo, en la entrada a Checa persisten otras estructuras tobáceas, legado de afloramientos de otras épocas y que en la actualidad se encuentran obstruidos.