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La cueva del Tornero es uno de los complejos subterráneos naturales más largos de la Península. Sus entradas se abren en el barranco del Hoz Seca, en pleno Parque Natural del Alto Tajo, siendo uno de los capitales geológicos más importantes de Checa y el Geoparque de Molina-Alto Tajo.
Cueva del Tornero desde el exterior. Imagen del EECT.
La cueva se cita por primera vez en 1829, y las primeras incursiones son de finales del siglo XIX, cuando ya se advierte el misterio de las aguas que emergen junto a ella hacia el Hoz Seca.
Se cree que debe su nombre a ser el lugar usado durante la guerra de la independencia para esconder los tornos utilizados en las fábricas de armas.
Los primeros planos topográficos, realizados entre 1967 y 1980 por investigadores de Madrid y Barcelona, registran 11 kilómetros de galerías.
Nuevas investigaciones a partir del año 2017, lideradas por la Asociación Científica EECT, han documentado varios kilómetros más de galerías, realizando un plano detallado de la cueva y su modelo en 3D. Estos estudios han constatado la relación de este complejo subterráneo con la llanura del Cubillo, a varios kilómetros al norte, donde un sumidero se traga repentinamente las aguas del arroyo que lleva el mismo nombre. Tras un largo recorrido las aguas resurgen en la cueva y manantiales aledaños.
Su galería inicial, es de fácil acceso, y da paso a un complejo entramado de galerías denominado “El Laberinto”, por el que se puede llegar a la denominada “Galería de la Virgen”, por la semejanza de su estalagmita blanca con esta figura.
Otros sectores de la cueva albergan lagos permanentes, sifones, bellas formaciones rocosas y desfiladeros, que terminan de convertir a la Cueva del Tornero en un tesoro geológico.
Debido a su compleja naturaleza, la visita debe llevarse a cabo con personal especializado.